Terrorismo sindical: el derecho a trabajar bajo ataque en Bahía Blanca

En un nuevo episodio de violencia sindical, colectivos en Bahía Blanca fueron atacados con piedras en un intento por paralizar el transporte y coaccionar a quienes no adhieren al paro. La medida de fuerza convocada por la CGT contra el gobierno de Javier Milei se vio empañada por actos vandálicos que dejaron a cientos de pasajeros sin servicio.

El paro general, iniciado en la madrugada del jueves, se desarrolló con la tensión de un clima hostil. En las primeras horas de la mañana, al menos 15 colectivos de distintas líneas, como San Gabriel, Bahía Transportes SAPEM y Rastreador Fournier, fueron atacados con piedras, lo que llevó a la suspensión total del servicio por razones de seguridad. La Unión Tranviarios Automotor (UTA) respaldó la decisión, argumentando que el vandalismo representaba un riesgo para los pasajeros y los trabajadores.

El intendente de Bahía Blanca, Federico Susbielles, condenó los ataques y los calificó de «coordinados» y «repudiables». A través de un mensaje en la red social X, el jefe comunal detalló que los hechos ocurrieron en un lapso de 20 minutos, antes del amanecer. Además, instruyó a Fabián Lliteras para que presente una denuncia penal y puso a disposición las cámaras de seguridad municipales para la investigación.

El episodio reabre el debate sobre el derecho a la protesta y su colisión con el derecho al trabajo y la libre circulación. Mientras la CGT local emitió un comunicado rechazando la violencia, los hechos demuestran que la metodología coercitiva de ciertos sectores sindicales sigue vigente. La pregunta que queda flotando es si la Justicia actuará con la celeridad necesaria para frenar estos ataques y garantizar que quienes deciden trabajar no sean víctimas del terrorismo sindical.


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