Un insólito y preocupante episodio volvió a exponer las falencias del sistema judicial argentino. En Villa Regina, Río Negro, un hombre condenado por abuso sexual con acceso carnal se fugó en plena audiencia virtual tras romper su tobillera electrónica, dispositivo que supuestamente debía garantizar su arresto domiciliario y evitar la fuga.
El prófugo es Facundo Ángel Plos, condenado a seis años de prisión en diciembre de 2024. Durante la audiencia realizada este jueves, los jueces confirmaron la prisión preventiva solicitada por la fiscalía. Apenas se comunicó la resolución, Plos apagó la cámara, se desconectó de la reunión virtual y, minutos después, arrancó la tobillera para escapar de su domicilio.
El absurdo judicial: desconectarse para fugarse
La secuencia expone la fragilidad de los mecanismos que la Justicia presenta como “controles estrictos”. En la grabación de la audiencia se observa cómo, tras la decisión del tribunal, uno de los jueces pregunta si aún se veía al imputado. La respuesta de su colega fue que ya estaba notificado y que la sesión había concluido. Nadie imaginó que, en ese mismo instante, el condenado se preparaba para huir.
Tres minutos después, llegó la notificación oficial de la Unidad de Arresto Domiciliario por Monitoreo Electrónico alertando que el dispositivo había sido violentado. El acusado ya estaba prófugo.
Medidas inútiles
Plos no solo tenía una condena por abuso sexual: también cuenta con otra sentencia por homicidio culposo. A pesar de los antecedentes y del reconocido “peligro procesal de fuga”, la Justicia había optado por medidas cautelares blandas: prohibición de abandonar Villa Regina, de acercarse a la víctima y de salir del país, además del uso de una tobillera electrónica.
El dispositivo, sin embargo, resultó un simple accesorio que no evitó lo inevitable: la fuga de un condenado peligroso que debía ser trasladado a una unidad carcelaria.
Una muestra de debilidad institucional
El caso vuelve a abrir el debate sobre la eficacia de las tobilleras electrónicas como herramienta de control judicial. Lo que debería ser una medida de seguridad terminó siendo una formalidad fácilmente vulnerada, que permitió a un condenado por un delito grave escapar ante los ojos de la Justicia.
Ahora, la fiscalía de Villa Regina dispuso un operativo urgente de búsqueda, con despliegue policial en la ciudad y alrededores. Mientras tanto, la víctima y su familia vuelven a quedar expuestas al riesgo que las medidas “garantistas” no supieron prevenir.
La fuga de Plos no solo representa un fracaso en la custodia de un condenado, sino también un golpe a la credibilidad de un sistema judicial que insiste en mecanismos que, en la práctica, resultan ineficaces y peligrosamente ingenuos.
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