Inconcebible: quieren poner cotos de caza en el Parque Nacional Los Alerces

Un guardaparques presentó un proyecto para habilitar cotos de caza en -inicialmente- 50.000 hectáreas del Parque Nacional Los Alerces, patrimonio de la humanidad, camuflando a un negociado, con ser un asunto de cuidado de la fauna autóctona. El proyecto presenta serias incongruencias y peligros inminentes para la vida humana y la fauna autóctona. Por si fuera poco, las 50.000 hectáreas mencionadas serían ampliadas, ya que sería la superficie inicial del proyecto. Te contamos en forma exclusiva los aspectos de este proyecto nefasto disfrazado de control de reproducción de especies exóticas. Chubut.org te cuenta lo que nadie te dice.

El contexto

La intendencia del Parque Nacional Los Alerces no deja de asombrar por el paupérrimo manejo del área protegida, la cual, no sólo no cuida, sino que la somete a los más escandalosos descuidos y peligros. Poner “cara de boludo” pareciera ser el deporte favorito de sus autoridades.

En total silencio -hasta hoy- y a escondidas de la opinión pública, se presentó en marzo de este año un proyecto para instalar cotos de caza dentro del PNLA. Agentes que se desempeñan en el entorno con verdadera vocación, no salen del asombro por semejante bestialidad que se pretende realizar, atentando contra toda lógica y seguridad del lugar, los pobladores y los visitantes.

El presunto autor

El proyecto lleva la firma del guardaparques Javier A. Montbrun, aunque quizás haya otros intereses escondidos de personas que no figuran en el proyecto y que se verían beneficiadas con el otorgamiento de licencias para cazar dentro del patrimonio de la Humanidad.

El proyecto simula basarse en la necesidad de reducción de fauna exótica como los ciervos colorados, jabalíes y vacas silvestres. Para ello, hace una larga -pero vaga- fundamentación llena de palabras vacías e incongruencias. Entre líneas, se lee perfectamente la intencionalidad de avanzar sobre áreas de uso turístico, la restricción de circulación de turistas y pobladores en sectores actualmente abiertos al público, la intromisión en tierras de antiguos pobladores, la posibilidad de invitados (clientes) a los cotos de caza y una gran cantidad de barbaridades que pasaremos a describir. También se menciona la implementación de cartelería para los turistas alertándoles de los peligros para sus vidas en algunas zonas.

El área afectada.

Las 50.000 hectáreas afectadas, con posibilidad a ampliarse, se distribuyen en las márgenes este de los principales espejos de agua, es decir, por ejemplo, en toda la zona dedicada al turismo, donde hay alojamientos, campings, lugares de visita habituales del turismo durante todo el año. Afecta las zonas de los pobladores que viven allí todo el año; literalmente sin importarle los derechos de propiedad de los pobladores o el riesgo para la vida que ello significa. Se adjunta imagen, en donde la zona roja sería la delimitada para la caza.

La zonificación no será fija y los horarios pueden variar continuamente, para lo cual se le impone a la intendencia que se avise a los turistas, prestadores y pobladores de los días y horarios de caza… es decir, ahora el turismo y los pobladores van a tener que depender de los días y horarios que al intendente se le ocurra, para cuidarse de las balas perdidas y limitar las actividades de sus rutinas. La caza estaría permitida durante todo el año…

Obscenidad argumentativa

Montbrun pretende justificar la caza bajo el estúpido argumento de reducir la población de ciervos colorados, jabalíes y vacas silvestres. Sin embargo, la reducción de la población de esa área del parque nacional ni siquiera afecta a la reproducción de esas especies, especialmente el jabalí, que se encuentra disperso por la totalidad del PNLA. Es evidente que lo que se busca es armar un coto de caza con exclusividad, con la hazaña de estar haciéndolo dentro de un parque nacional, cuestión que excita a cierto público perverso que pagaría fortunas a “los titulares” de los permisos, a los cuales se explicita que pueden acompañar en toda su osadía.
El proyecto tampoco se preocupa por tantas otras especies invasoras como el visón, o la liebre, casualmente, animales que no les interesa a los cazadores elitistas.

Asimismo, el estruendo de los disparos en las zonas rurales se escuchan a varios kilómetros de distancia, afectando y espantando a toda la fauna que imbécilmente se menciona querer proteger.

Potencial peligro para la vida humana

Si bien, vagamente el proyecto menciona áreas a determinar para habilitar los cotos de caza, queda todo librado al intendente de turno y los negocios espurios que éste pueda hacer a discreción, a favor de los cazadores adinerados. No nos olvidemos de recientes antecedentes alarmantes con acciones por fuera de la ley de la actual administración del PNLA.

El proyecto contempla la posibilidad de avanzar en áreas visitadas por los turistas y campos de los antiguos pobladores que residen en el lugar, y en ningún caso se mencionan acciones tendientes a evitar sonidos de los disparos o las balas perdidas, que pueden viajar varios kilómetros a la deriva. Todo queda a la buena responsabilidad de cada cazador…

Imposibilidad de controles.

El estado paupérrimo en el que se encuentra el PNLA por la pésima administración del intendente y su equipo, llevó incluso a que se elimine la presencia de guardaparques en la zona de Puerto Chucao, que es una de las áreas más sensibles del PNLA con una amplisima concurrencia de turistas año tras año.
La lógica indica que, si los sectores más necesitados están sin controles por falta de personal, es estúpido pensar que los cazadores sueltos por las montañas tengan algún tipo de control.

Traslado de los animales muertos

Nada menciona este proyecto inaudito sobre los traslados de animales muertos. ¿Pensarán introducir vehículos abriendo sendas en donde no las hay, pisando lo que queda del bosque y sus recientes renovales que crecen luego de los últimos incendios? ¿O dejarán los restos tirados en las montañas facilitando la reproducción de roedores y carroñeros, todo por el simple hecho de divertirse matando animales en un parque nacional?

Venta de carne

Si bien la venta al público de este tipo de carne está muy reglamentada en todo el país, este proyecto nefasto se aventura a pretender abrir la puerta poder comercializar la carne, es decir, generarle lucro al poseedor de la licencia otorgada a discreción por la intendencia.
En la práctica será imposible implementarlo, pero muestra el nivel precario con el que se armó el proyecto, amén del absoluto desconocimiento del marco jurídico vigente, que se evidencia, además en varios otros aspectos del proyecto.

El curro de los cotos

Si bien no se la explicita como una finalidad lucrativa y se la disfraza de actividad bajo una presunta necesidad ecológica, es un aspecto oculto que el proyecto habilita. El proyecto permite a cualquier foráneo desconocedor del lugar a adquirir licencias de caza dentro del PNLA. Éste, a su vez, puede llevar a un “acompañante” para disparar libremente, es decir, es la forma de ocultar la figura del cliente al cual el titular le venderá la excursión de caza.

Duración del proyecto

El proyecto señala que la caza debe estar habilitada por lo menos por tres años para poderse analizar los resultados… Lo que en realidad se está diciendo es que se quiere garantizar que mínimamente el negocio dure tres años, pero dicho de una manera más elegante.

Refugios no, Apostaderos, sí.

Las imbecilidades e incongruencias que suceden dentro del PNLA no tienen límite. Mientras la intendencia prohíbe la construcción de refugios de montaña, que atraerían a potenciales turistas internacionales, el proyecto pretende habilitar apostaderos por doquier para los cazadores.

Jugando a Rambo en el Patrimonio de la Humanidad.

Para no ser menos, la actividad para perversos elitistas pretende habilitar el uso de todo tipo de artefactos prohibidos para tales fines. Si bien el proyecto está claramente redactado para habilitar una caza deportiva extrema, incongruentemente, el mismo proyecto dice que no se trata de caza deportiva. Para ello habilita el uso de tecnologías infrarrojas de visión nocturna, detectores térmicos, miras especiales, atractores hormonales, aditivos alimentarios, perros rastreadores, drones, y todos los juguetes con los que sueñan los rambos de maceta que creen tener más testosterona que el resto de los humanos por portar sus disfraces de cazadores tácticos.

En contra de los avances científicos

Tanto la administración de parques nacionales, como diferentes entidades relativas a las ciencias biológicas, han contratado y pagado salarios por décadas a diferentes científicos para monitorear el estado de la flora y fauna del PNLA. Como resultado, se han logrado activar mecanismos de cuidados muy efectivos en el PNLA, como por ejemplo, el estudio del microorganismo que causa “el mal del ciprés”, protegiendo a los bosques de la proliferación en áreas como el alerzal, con estructuras que evitan la transmisión, y áreas de desinfección del calzado, entre otros.
Contrariamente a esos avances, este proyecto nefasto y totalmente ignorante, literalmente tira por la borda toda acción proteccionista, permitiendo el ingreso de animales foráneos en zonas delicadas, ruidos, residuos de las detonaciones, destrucción de especies de la flora, ahuyentamiento de especies animales, y dejando a la buena de Dios que los cazadores no originen incendios, ya sea por leña encendida, o por el mismo fuego o chispas residuales generadas eventualmente en los disparos de armas de fuego, en épocas de sequía.

Simulación de seriedad

El proyecto redunda también, en supuestos cuidados y cuestiones que ya están legisladas, pretendiendo dar una imagen de que se pretende cuidar el ambiente. Es claramente un relleno para camuflar la finalidad que se vislumbra entre líneas. Un ejemplo de ello es la pretensión de imposición de ciertas obligaciones que ya están estipuladas en normativas externas, o por el contrario, pretende modificar responsabilidades establecidas tanto en el código civil y comercial, como en el código penal y en el derecho administrativo. Ello deja a las claras la precariedad del proyecto, y el desconocimiento del autor sobre el tema.

El proyecto aún está en revisión, pero dados los claros antecedentes de negligencia y total abandono de la intendencia del PNLA, no sería extraño que lo aprueben.
Es un proyecto que ni siquiera debiera estar en discusión y tendría que haber sido rechazado in limine.


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