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Fentanilo mortal: avance judicial expone red familiar en HLB Pharma

Avanza la causa por el fentanilo mortal: investigan a HLB Pharma y Laboratorios Ramallo por muertes ligadas a medicación contaminada.

Fentanilo mortal: avance judicial expone red familiar en HLB Pharma

La investigación por las muertes causadas por lotes contaminados de fentanilo clínico da un giro clave. La Justicia federal allanó 22 domicilios vinculados a HLB Pharma Group y a su elaborador exclusivo, Laboratorios Ramallo, en una causa que ya suma al menos 53 fallecidos y un número incierto de víctimas más. En el centro del entramado aparece una figura repetida: la familia García Furfaro, que controla desde las gerencias hasta las sindicaturas de ambas firmas.

El avance de la causa no solo responde a la urgencia sanitaria, sino también a un patrón sistémico: 117 expedientes por desvíos de calidad, 133 alertas médicas y una cadena de negligencias que terminó cobrándose vidas. La magnitud del escándalo ya no permite dudas: no se trata de un error aislado, sino de un modelo de gestión farmacéutica que operó con una peligrosa combinación de impunidad, amiguismo político y concentración familiar del poder corporativo.

En ese contexto, los operativos ordenados por el juez Ernesto Kreplak comienzan a echar luz sobre los responsables reales, más allá de los nombres técnicos en los frascos. Ariel García Furfaro —la cara visible del holding— no es un desconocido: fue socio del sindicalista Víctor Santa María, integró delegaciones presidenciales y posó junto a figuras del poder. Pero lo más inquietante es la estructura empresarial que lo respalda: su madre, su abuela, su hermano y hasta un homónimo abogado como síndico suplente completan la línea de mando. Un verdadero círculo cerrado, sin filtros ni controles externos.

¿Puede una familia administrar un laboratorio que produce medicación de alta complejidad sin rendir cuentas a nadie? ¿Dónde estuvo la ANMAT mientras se acumulaban alertas por fallas críticas? ¿Qué responsabilidad tienen los compradores —clínicas, hospitales, droguerías— que continuaron adquiriendo lotes contaminados? La cadena de fallas es tan extensa como previsible, en un país donde los controles públicos suelen ser más decorativos que preventivos.

Este caso es una radiografía de cómo funciona parte de la industria farmacéutica en Argentina: una red de intereses entrelazados que mezcla política, negocios y descontrol sanitario. El fentanilo, una droga tan potente como peligrosa, no puede estar en manos de estructuras familiares sin experiencia real ni auditorías efectivas. Porque cuando la salud se convierte en negocio de familia, los pacientes pagan con su vida.

La Justicia tiene ahora el desafío de ir más allá de los allanamientos. La sociedad necesita saber quiénes fueron los responsables, cómo operaron, quiénes los habilitaron y, sobre todo, quiénes miraron para otro lado mientras la tragedia crecía en silencio.


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