La Justicia de Neuquén investiga a dos médicos acusados de montar una estafa millonaria con falsas cirugías a niños afiliados a una obra social.
En Neuquén estalló un caso que indigna a la sociedad y sacude la credibilidad del sistema de salud: dos médicos, un traumatólogo infantil y un anestesista, están acusados de haber montado una red de estafas contra la obra social de los petroleros, con cirugías pediátricas que nunca existieron. Según la denuncia, el fraude superaría los 20 millones de pesos.
La investigación judicial, dirigida por la fiscal Valeria Panozzo, comenzó tras una denuncia del Sindicato de Petroleros Privados, que detectó facturaciones por intervenciones quirúrgicas inexistentes entre enero y junio de 2024. En todos los casos, los supuestos procedimientos estaban firmados por los mismos dos profesionales.
Los testimonios de los afiliados son contundentes: los niños recibieron consultas de rutina en consultorio, pero jamás ingresaron a un quirófano. Sin embargo, en los registros aparecían cirugías complejas como osteoplastias o neurolisis, facturadas con carácter de urgencia y bajo un mecanismo de pronto pago que evitaba controles internos.
Las auditorías médicas detectaron irregularidades tan groseras como partes quirúrgicos superpuestos en horario, pacientes dados de alta minutos después de supuestas operaciones y expedientes sin rastro de internación, instrumentadores ni profilaxis antibiótica. Un niño llegó a figurar como operado de una fractura el mismo día en que recibió tratamiento ambulatorio por un cuadro respiratorio.
La maniobra, que se repetía con precisión en cada expediente, desnuda una alarmante vulnerabilidad en los controles de las obras sociales. No se trata solo de un fraude económico, sino de una afrenta ética: médicos que deberían velar por la salud infantil utilizaron la vulnerabilidad de las familias para enriquecerse.
Los allanamientos ordenados por el juez de Garantías Marco Lupica Cristo apuntaron a obtener historias clínicas, computadoras y teléfonos de los acusados, identificados como P.B. y M.B.. El caso aún está bajo investigación, pero ya deja una certeza: la confianza en el sistema sanitario y en la justicia está en juego.
En tiempos donde la salud se sostiene con recursos limitados y la sociedad exige transparencia, escándalos como este exponen la necesidad urgente de reforzar los mecanismos de auditoría y control. Lo que hoy se investiga en Neuquén no es un hecho aislado, sino el reflejo de un sistema permeable a la corrupción.
El verdadero desafío será que la Justicia avance sin titubeos y que la sociedad obtenga respuestas claras. Porque cuando se lucra con la salud de los niños, no estamos solo ante un delito económico, sino ante una traición imperdonable a la confianza pública.
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