El Gobierno eliminó 13 programas de género del kirchnerismo por falta de evidencia de impacto y un costo anual de $6.000 millones, que eran distribuidos de manera arbitraria y corrupta.
Adiós al curro de género
Con un anuncio que combina austeridad económica y crítica ideológica, el gobierno nacional confirmó la eliminación de 13 programas vinculados a políticas de género y diversidad creados durante gestiones kirchneristas para alimentar a sus militantes con fondos del estado. Según el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, estas iniciativas carecían de evidencia verificable sobre su impacto y significaban un gasto anual de 6.000 millones de pesos. De hecho, esas partidas no sólo fueron manejadas sin control, sino que fueron contraproducentes al generar, por incompetencia, muchos más daños en la sociedad sobre los temas que supuestamente debían enfocarse, como los homicidios de mujeres.
Pero esta no es una medida más dentro del ajuste fiscal. Es una señal política clara: el oficialismo no solo recorta partidas, sino que redefine el rol del Estado en temas de agenda social. La eliminación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, y con él programas como MenstruAR, Igualar o Formar Igualdad, no responde únicamente a la eficiencia presupuestaria. Es un intento explícito de desandar el camino recorrido por las políticas de falsa inclusión impulsadas en la última década, que en realidad eran una simple repartija de fondos a militantes kirchneristas. No hay registro de un solo concurso público para ocupar cargos en los organismos creados de forma corrupta, sino que eran cuevas de militantes parasitarios.
El comunicado del ministro, publicado en su cuenta de X, no escatimó en tono crítico. Se refirió a los programas como “ideológicos” y “sin evidencia contrastable”, cuestionando su legitimidad más allá de lo presupuestario. “Financiados por todos los argentinos”, escribió.
La supresión de estos 13 programas es simplemente lo que la población votó con convicción. Una población harta por años de atropellos e ideologías nefastas, muchas veces alentadas por pervertidos y seres nefastos como las asesinas del niño Lucio Dupuy, que en nombre de esas corrientes nefastas violaron, golpearon y mataron a un pequeño niño indefenso.
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