Una pelea increíble…
Hola a todos!!!!! Cómo están????
Estas últimas semanas nos despabilamos con una rencilla que nos llamó la atención.
Resulta ser que la Asociación de Emperadores se está peleando con el gobierno por la ley que se aprobó y que eliminaría los fueros a diputados, funcionarios políticos, magistrados y sindicalistas.
“Están todos locos!!!!”, habría bramado El Emperador. “Si los fueros no son ningún privilegio, sino una garantía de independencia”.
Poco creíble.
Resulta realmente increíble, en esta etapa de la vida, que todavía se haga una defensa de ese tipo de privilegios de elite. Pero claro, siempre nos olvidamos que estamos en El Palacio de la Risa, donde las ventajas, prerrogativas y el mayorazgo son moneda corriente, y los monarcas por lo general siempre se preocupan más en mantener beneficios y protecciones inexplicables, que en impartir justicia.
Tuve que recurrir a un “boga” amigo para que me ilustre un poco sobre esta pelea. Y claro, me explicó que el fuero de la discordia es una inmunidad nacida en las monarquías absolutistas que impide que la persona portadora de ella puede ser arrestada por cualquier motivo (all included!!!).
Sin embargo, también me enseñó que ese fuero sólo se daba a los legisladores, y lo que quería impedir era que se pudiese detener a una persona para evitar que vote, y así torcer las mayorías de una legislatura.
En 1994, inexplicablemente, la reforma de nuestra Carta Magna extendió esa inmunidad a las demás personas antes referidas, y ahí viene el problema, porque salvo que sus colegas lo “desafueren”, no pueden ser sometidos a la justicia de la misma manera que al resto de los mortales.
¿No deberíamos ser todos iguales ante la ley?.
La ley aprobada es bien clara: “la clase política debe estar a la altura de la demanda mayoritaria de terminar con los privilegios y una muestra de ese compromiso pasa por suprimir del texto constitucional disposiciones que establecen dos clases de personas ante la ley penal”.
Los fundamentos son contundentes y no hay dobles motivos, como dicen los emperadores.
“La ciudadanía está harta de una clase privilegiada y acomodada”, me recalcó mi amigo. “La gente reclama transparencia y justicia, y en ese sentido la derogación de este autoblindaje es un camino hacia la lucha contra la impunidad. Creo que en los últimos años se prostituyó la figura de los fueros, que no deben ser una garantía para delinquir, una garantía de impunidad”.
Impecable.
Chau fueros
No hay que dejarse engañar. Tenga Ud. siempre presente que el Palacio de la Risa es el reino de la norma escrita, del precepto escondido o enredado, de la interpretación rebuscada para que las piezas encajen así que, para buscar la verdad, siempre hay que recurrir a esa herramienta universal y eficaz que es el sentido común.
Y ese sentido común es el que nos indica, justamente, que la gente honesta no se esconde detrás de fueros ni necesita de salvavidas de este tipo.
Lo que la mentira esconde. Una defensa de la honestidad para desconfiados.
Los fueros no se pensaron para cobijar delincuentes ni escrupulosos. Los fueros no son para refugiarse si algún rey, monarca o poderoso es requerido por la Justicia.
Los que no entendemos de leyes, pero sí de ese sentido común que comentamos anteriormente, nos damos cuenta que esa inmunidad es un privilegio aberrante que choca contra cualquier idea de igualdad y contra cualquier sistema republicano que se jacte en llamarse así. Claro. Los emperadores saben lo que es el poder y a muchos de ellos no les interesa esa igualdad ni la República. Y así como no pagan ganancias y llegan a la hora que quieren a su trabajo, algunos de ellos también querrían asegurarse de tener esta garantía por si los descubren en un acto medio extraño (“medio” si lo partimos a la mitad… o incluso si lo partimos en cuartos, dijo un amigo matemático).
“No seas mal pensado, Alberdinangus!!!!!!”, me reprochó una vez más otro amigo, siempre inocente.
¿Lo soy?
En realidad no lo soy. Estuve investigando un poco y creo que tiene razón el vicegobernador de este territorio cuando dijo que “no se trata de una manifestación del Poder Judicial, sino de una entidad que no representa a la mayoría del sector”.
Y más: estuve indagando un poco más aún y parece que el motivo del desacuerdo y de llevar el tema a los supremos para que paren esa ley se trataría de una treta (hasta me salió en versito), una más, de El Emperador, que no sólo siempre se habría amparado en estas ventajas y escalado al calor de los anteriores gobiernos (totalmente distintos al actual) sino que además temería ir preso si se destapa todo lo que está destapándose.
Lo grave no es solo que se pretenda seguir privilegiando a servidores públicos con un manto protectorio perimido, sino que, además, se pretenda hacer creer que lo planteado es necesario para proteger la autonomía funcional de la rama Judicial. La autonomía de la rama se logra a través de la legitimidad que da el hecho de ejercer con honestidad y transparencia la administración de justicia y no con artificios constitucionales, que parecen traídos de las épocas arcaicas del absolutismo monárquico, que buscaba mantener un ámbito de irresponsabilidad, donde resultase más complicado e improbable juzgar y condenar.
Estoy convencido: la honestidad pasa en no ampararse en fueros. Pero en el Palacio de la Risa esto no funciona así, siempre me olvido.
Hasta la próxima!!! (si todavía estamos).-
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