Un hombre fue condenado en Santa Fe por crear y difundir deepfakes pornográficos de más de 80 mujeres. El caso sienta un precedente legal contra la violencia digital de género.
SAN JERÓNIMO SUD. – En un fallo que marca un hito en la jurisprudencia argentina, un hombre fue condenado por la justicia de Santa Fe por generar y distribuir mediante inteligencia artificial contenido pornográfico falso de más de 80 mujeres de esta localidad. Este caso, el primero de su tipo, sienta un precedente crucial en la lucha contra la violencia digital de género en un país donde los deepfakes pornográficos no están específicamente penados por la ley.
La investigación reveló que el acusado, un vecino de las víctimas, operaba dentro de un grupo privado de Telegram llamado “Chicas de Sanje y la Zona”, espacio exclusivo para hombres donde se solicitaban y compartían estas imágenes falsas. Utilizando herramientas de IA, el hombre creaba contenido sexual explícito suplantando la identidad de mujeres del pueblo, muchas de ellas menores de edad.
De la extensa lista de afectadas, solo 18 se animaron a formalizar la denuncia. Tras un arduo proceso legal de dos años, únicamente seis víctimas persistieron hasta el final, enfrentándose a un sistema legal con enormes vacíos para este tipo de delitos. Gracias a la representación legal del Centro de Asistencia Judicial (CAJ), se logró una condena mediante un juicio abreviado.
El imputado fue hallado culpable por el delito de injurias, enmarcado en violencia digital. La condena incluye una multa de $20.000 y una reparación económica de $800.000 para las seis querellantes. Durante el allanamiento a su vivienda, se incautaron 48.000 imágenes, que incluían una cantidad masiva de deepfakes de mujeres adultas y adolescentes.
El Impacto en las Víctimas y la Lucha Contra el Vacío Legal
El caso trascendió lo legal para exponer el profundo daño psicológico y social que este tipo de acarrea. Las víctimas relataron haber sufrido depresión, ataques de pánico, conflictos laborales y de pareja a raíz de la difusión no consensuada de estas imágenes falsas.
“Fue un torbellino de emociones. Escuchar el relato de lo ocurrido en la audiencia fue como transitar todo de nuevo”, expresó una de las víctimas, quien destacó que la lucha no fue por una compensación económica, sino por una condena penal que dejara un antecedente. “Que él quede condenado con un antecedente. Nosotras lo hicimos para que ningún hombre haga algo así y le arruine la vida a la gente”.
Este precedente se erige como un faro para futuras causas en un contexto de crecimiento exponencial de esta problemática. Organizaciones como la Ley Olimpia Argentina han contabilizado al menos 30.000 grupos en el país dedicados a propagar material íntimo no consensuado, muchas veces creado con IA.
El reclamo ahora se traslada a los legisladores. Las víctimas y las organizaciones especializadas exigen la urgente sanción de leyes que tipifiquen específicamente la creación y distribución de deepfakes pornográficos, un delito que, hasta hoy, opera en las grietas del Código Penal.




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